Para sacar provecho del tema, es menester seguir el método de nuestro Señor Jesús en su exposición de las Sagradas Escrituras: «comenzando desde Moisés, y todos los Profetas, les iba interpretando en todas las Escrituras las cosas referentes a él mismo» Lucas 24:27. Así, empezaremos en el libro de los principios -Génesis- y terminaremos en el libro de las consumaciones -Apocalipsis-.
Primera mención del título. Génesis 15:3
Allí encontramos la primera mención del sustantivo “heredero” en la Biblia, y su sentido en Hebreo es poseer, ocupar, suceder, y es, en este aspecto, que nos proponemos exponer el tema en su aplicación al Señor Jesús como Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Los tres títulos de este estudio están ligados en la carta a los Hebreos, y son inseparables Hebreos 1:2. Notemos “El Hijo” como el que hizo el universo y, a la vez, como «Heredero de todo».
Así es sumamente difícil estudiar el tema del «Heredero» sin conectar tal título con los otros dos de nuestro acápite.
Heredero de Abram
En Génesis 15:3, Dios aparece a Abram afirmando lo que él mismo era a su siervo fiel; “Yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” Génesis 15:1, habiendo prometido antes: “Haré de ti una nación grande” Génesis 12:2.
Luego, Dios le aseguró que el galardón será grande, pues prometió que “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” Génesis 12:3. Abram quiso saber de qué manera Dios iba a cumplir con él, pues no tenía prole, y, además, su heredero sería uno de sus siervos, nacido en su casa.
En efecto, ningún galardón puede ser grande para mí mientras “no me has dado prole” Génesis 15:3. Entonces, Dios le contestó: «No te heredará éste (el siervo Eliezer), sino un hijo tuyo será el que te heredará» Génesis 15:4, y Dios le consolaba con su promesa fiel Génesis 15:5, y resultó que Abram «creyó a Jehová”. En este incidente histórico, tenemos la primera y grande revelación -en germen- de Cristo como el heredero, simiente de Abram según la carne.
Heredero de David
A pasos agigantados llegamos a otro anuncio, que encontramos en 2 Samuel 7:14, donde vemos el heredero de David. En el pasaje de referencia, notamos las palabras «reino» 2 Samuel 7:12, «casa» 2 Samuel 7:13, «trono» 2 Samuel 7:13 y firmeza; todas son dignas de un estudio detenido. No cabe duda que la porción va mucho más allá que Salomón, pues él fracasó miserablemente, no así el ungido de Dios, el Mesías. Su reino, trono o casa, son permanentes; y un estudio minucioso de Hebreos 1 y Hebreos 2 , confirmará todo esto. Se refiere al mismo Hijo constituido “Heredero” de todas las cosas y «Cristo como Hijo sobre su casa» Hebreos 3:6. En 2 Samuel 7:13, tenemos la promesa divina hecha a David en su vejez, que indudablemente es un anuncio mesiánico y de futuro cumplimiento: «Él edificará casa a mi nombre; y yo afirmaré para siempre el trono de su reino». El mismo Señor Jesús reveló a sus discípulos, en Mateo 16:18, el propósito divino para este siglo: «Yo edificaré mi iglesia». Es decir, «La casa de Dios, la cual somos nosotros» Hebreos 3:5-6, quienes somos redimidos por la sangre preciosa de Cristo, y por gracia divina formamos «su herencia en los santos» Salmos 68:9-10; Efesios 1:18.
El Heredero Real
Seguidamente, podemos registrar el anuncio del Heredero mismo, Mateo 21:37. Los principales sacerdotes y los fariseos le reconocieron como el Heredero y entendieron que de ellos hablaba Mateo 21:45, al decir: «Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad» Mateo 21:38.
Otra vez, habló de su reino en Juan 18:36: “Mi reino no es de aquí» . «¿Eres pues Rey?» -preguntó Pilato. Respondió el Heredero literalmente: “Tú has dicho la verdad, yo soy Rey” Juan 18:37.
El Heredero en Los Hebreos.
Ahora, podemos examinar lo dicho en la carta de los Hebreos en cuanto a la Persona -el Hijo- el que Dios constituyó “heredero de todas las cosas” .
Dios nos habla. De paso, es bueno fijarnos en el hecho de que no es el Hijo que nos habla en Hebreos, sino Dios Padre, según declara el primer verso, y que no es nuestra salvación o bendición con que se ocupa la carta, sino la Persona y posición del Hijo de su amor, aquel mismo Hijo que él constituyó “heredero de todas las cosas” y, en la cual Persona, Dios nos habla hoy. Este gran tema llena la carta con sus maravillosos detalles.
Aquí Dios presenta a su Hijo, y él mismo es el mensaje de Dios en los Hebreos. Dios-Padre «nos ha hablado por su Hijo»; así rezan nuestras versiones.
Según las autoridades competentes, es difícil, en nuestros idiomas, dar el verdadero sentido del original griego, que es literalmente: «Nos ha hablado en Hijo». Ya es un hecho histórico que Dios ha hablado muchas veces y en muchas maneras a los hombres, pero ahora nos habla «en un Hijo» significando finalidad en su mensaje de gracia. El Hijo es la última palabra de Dios al mundo; «y finalmente” les envió a su Hijo diciendo: “Tendrán respeto a mi Hijo» Mateo 21:37. En los cuatro evangelios, Dios nos habla en Hijo. Todos los propósitos divinos para el universo entero son identificados con el Hijo -serán llevados a cabo en el Hijo.
Así como ha sido observadomuchas veces, Dios presenta, en el libro de Mateo, al Hijo, -Heredero de todas las cosas- y allí anda delante de nosotros como Rey de Israel. En Marcos, está presentado como el Siervo fiel de Jehová. En Lucas, lleva el título puesto por sí y para sí exclusivamente: «Hijo del Hombre»; pero, en Juan, vemos «El Verbo de Dios»; nos permitimos decir, la Palabra de Dios, viviente y eterna. Así vemos, no un cambio en el tema que Dios ya ha tratado, el cual siempre ha sido Cristo, sino un cambio en el método de revelar sus propósitos. Entre los siete dichos maravillosos en cuanto a Cristo en Hebreos 1:2-3, el primero es de él como ”Heredero”.
En primer lugar, podemos considerar la relación del Padre eterno con su Hijo eterno. En esta carta, como en toda la Biblia, vemos la igualdad única y absoluta del Padre y el Hijo en la deidad. Pero vemos también al Hijo en numerosos pasajes, en perfecta, plena, y deliciosa obediencia al Padre. Las porciones Salmos 40:8, Isaías 53:10 , Hebreos 10:9, Marcos 14:36 y Lucas 22:42 son clásicas, y el estudio de ellas rinde mucha compensación espiritual. Por otro lado, vemos al Padre manifestando su satisfacción en cuanto al Hijo, y el silencio del cielo se rompió tres veces en aprobación a su Hijo amado.
En segundo término, habiendo sido establecida la verdad fundamental en cuanto a su posición como Hijo eterno, entonces anunció la segunda verdad, que Dios Padre le ha constituido «Heredero de todas las cosas”.
El Señor Jesús reconocía su derecho al título como Hijo del Hombre, pues Marcos 12:7, dice: «Este es el heredero». Es el «Heredero de todas las cosas» por la razón que «por quien asimismo hizo el universo» Colosenses 1:16, Hebreos 1:2; conviene estudiar juntamente con Proverbios 8 y Juan 1 . El propósito divino es claro, «de reunir todas las cosas en Cristo…” Efesios. 1:9-10, pues «en él fueron creadas todas las cosas…” Colosenses 1:16-17. El vocablo «en» indica aquí su identificación particular y total con todo,
* en vista de él,
* por su actuación directa en la creación,
* con respecto a su honor y gloria.
La revelación de Jesucristo en el Apocalipsis
Una breve referencia a este gran libro que Dios ha dado “para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” Apocalipsis 1:1 Vemos al Heredero con sus santos, su herencia, y ellos postrándose, adorándole, y echando sus coronas a sus pies, declarando su dignidad única, “Señor, digno eres de recibir la gloria, y la honra y el poder” Apocalipsis 4:11. Otra vez, en Apocalipsis 5 vemos los seres vivientes y los ancianos unidos en uno para rendir al “Heredero de todo”, la alabanza de su nuevo cántico Apocalipsis 5:9-14: “Digno, digno, digno…”.
¡Qué coro magnífico! ¡Qué gozo para los redimidos! ¡Qué porvenir para los santos, su herencia! Con gozo profundo y alegría sentida en el corazón, vemos su firma en nuestros títulos: “Yo Jesús…” Apocalipsis 22:16. Él mismo da testimonio a estas cosas. “Amén; sí, ven Señor Jesús” Apocalipsis 22:20.
Publicado en la Revista Mentor nº 41. Octubre-Diciembre 1956