Dijo Dios por medio del profeta Isaías en Isaías 45:22 “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más”. Podemos darle gracias que nos ayudó a mirarle para obtener perdón de nuestros pecados y la vida eterna. Por tanto, hemos muerto al mundo y a las cosas pasadas y de hecho resucitamos con Cristo. Si esto se ha realizado en la gracia de Dios, nos corresponde mirar hacia arriba, según Colosenses 3:1-3 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
Ninguna cosa terrena debe distraer nuestra mirada antes “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos (mirando) en Jesús, el autor y consumador de la fe, …” Hebreos 12:1-2. Sólo así tendremos una vida triunfante y victoriosa.
Pero también es necesario mirar a nuestro alrededor. No hemos sido salvos para sentarnos cómodos y deleitarnos con nuestra salvación. El Señor nos mandó diciendo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a tada criatura”. Marcos 16:15.
Si queremos obedecerle y le servimos, encontraremos que hay mucho que hacer en la Viña del Señor y muchas almas para salvar. Leemos en el evangelio de Juan 4:35-38: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?
He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para la vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores”.
¿Quién puede medir el gozo que tendremos si traemos muchas almas a los pies del Señor…?
Pero además nos toca mirar a nosotros mismos. Tal vez es la mirada más importante después de la mirada de fe, para nuestra salvación. Significa una mirada de examen diario de nuestras vidas para no ser tropiezo a los hijos de Dios. ¡Cuánta responsabilidad! No basta ser salvos, no basta mirar al Señor, no basta buscar almas para Él; necesitamos cuidarnos para no arruinar todo nuestro servicio y testimonio y así deshonrar el Nombre de nuestro Salvador.
Dice el apóstol Pablo en el Hechos 20:28: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”.
Que nuestras vidas sean tales que puedan atraer a muchos al conocimiento de nuestro Salvador y que también seamos de mucha bendición a nuestros hermanos para que así nos sea abundantemente administrada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor. A Él sea la gloria.
Pedro Mulki. Revista “Mentor”. Agosto 1944